No quiero que este blog sea un lugar para dejar mis comentarios. Pero esta vez voy hacer una excepción.
En mi familia, como en todas, hay secretos. Secretos que no todos los miembros conocen. Secretos sobre los que hay un pacto no escrito.
Que yo conozca en mi familia hay tres grandes secretos. ( Y si me he enterado de ellos ha sido por descuido de alguien).
Hoy voy a hablar de uno de ellos.
En mi familia por parte de madre es común que los chicos se llamen Juan de primero. Como el 24 de junio es San Juan, nos reunimos en Caraquiz para celebrarlo, donde mis padres tienen una pequeña casa con piscina.
Mi madre es la segunda de cinco hermanos. Cuando eran pequeños vivían bastante bien. Tenían mucho dinero y para ser la época de posguerra y la dictadura puede decirse que eran parte de una clase privilegiada a la que no le faltaba nada.
El problema vino con que su padre (lo siento, no me sale llamarle abuelo así que desde ahora le llamaré así) era un vividor. Empezó a despilfarrar el dinero y a jugárselo a las cartas entre otros muchos vicios. Pronto llegó el momento en que no quedó dinero en la familia. Mi madre tendría 15 años cuando empezó a trabajar. No pudo ir a la universidad porque tenía que llevar dinero a casa. Lo mismo le ocurrió a su hermana mayor. Entre ellas dos y mi abuela lograron que los otros tres hermanos pudieran tener educación universitaria.
Mientras tanto, su padre siguió llevando el mismo ritmo de vida que había llevado hasta entonces. No trabajaba, pero cogía el dinero de la casa para pagarse sus trajes, ir a los toros, al fútbol, invitar a comer a sus amigos mientras en su casa mis tíos apenas tenían para hacer una comida completa al día.
Para hacerse una idea de la calaña de este personaje basta decir que mi madre ahorró dinero para su propia boda. Como a su padre eso le parecía mal, le hizo darle ese dinero para que él a su vez lo administrara y pareciera que era él el que pagaba la boda. Ese Mi madre no volvió a ver ese dinero. Tuvo que volver a ahorrar para poder pagar la fiesta de su boda.
Mi abuela murió cuando yo apenas tenía un mes de vida. Poco después su padre tuvo que irse a Canadá para escapar de todas las deudas que había dejado en España. Muchas de esas deudas tuvo que pagarlas la familia de mi madre.
Cuando volvió a España se instaló en Barcelona con una de las queridas que tenía de los tiempo en que vivía su mujer.
A mi hermana y a mí nos dijeron que el abuelo había muerto antes de que nacieramos. Murió cuando yo tenía 10 años. Mi madre le prohibíó acercarse a nosotros y ni siquiera fue a su entierro.
Quizá lo peor de ese personaje ha sido la marca que ha dejado en la familia. A mi madre se le cambia el carácter ante sdla mención de su nombre.
Mi madre estudió derecho cuando tenía 30 años. Ha sacado dos oposiciones y es una de las personas más alegres que conozco.
Ojalá no existieran personas como su padre. Nadie se merece un padre así.
2 comentarios:
Hasta ahora no me había atrevido a decirte nada. Ayer lo decidí, y con todo y con ello he tardado un día entero en pensar qué escribir.
Me encanta "La carga de la Brigada Ligera" y "Ozymandias" es uno de mis poemas preferidos de todos los tiempos (claro, lo escribió mi marido).
Y, como en todas las familias, en la mía también hay algún secreto.
No creo en las casualidades. Así que si somos almas perdidas, puede que seamos almas gemelas.
Volveré.
Me alegro de que me hayas escrito.
Y el azar es mucho más caprichoso de lo que imaginas.
La hitoria inacabada (por la que he empezado este blog)que voy a continuar a partir de la semana que viene está basada en las "reuniones" en las que participó Mary Shelley con escritores de aquella época y de donde surgió "El moderno prometeo".
Vuelve pronto.
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