miércoles, 25 de marzo de 2009

El mundo al alcance de un click


Internet es sorprendente.

Después de mucho tiempo jugando al “Go” (un juego cuyos orígenes no están muy claros, lo que es normal si se tiene en cuenta que tiene más de 2.500 años de antigüedad) me decidí a comprar un “go ban” (o lo que es lo mismo, un tablero o mesa de go).

En realidad lo que he comprado ha sido el equipo completo. Una mesa, unas piedras y unos cuencos.

Cada una de las cosas tiene miga. Los Asiáticos son un poco particulares. El precio de la mesa de go varía dependiendo del tipo de árbol del que provenga. Hay tableros que cuestan la friolera de 1.500 €. Por supuesto yo me he inclinado por una opción más modesta.

Las piedras pueden estar hechas de varios materiales: Plástico, cristal, jade, pizarra o conchas.

Yo he elegido piedras hechas de pizarra para las negras y de conchas para las piedras blancas. Pero no iba a ser todo tan sencillo. Dentro de las piedras blancas hechas con conchas hay variedades. Normalmente de una concha salen 3 piedras. Dependiendo del lugar de la concha de la que se extrae la piedra se trata de una variedad u otra. El menos bueno es el tipo Jitsuyo (el que me he comprado yo) y es el que está más cerca del borde de la concha.

Por último el cuenco para guardar las piedras también varía de calidad y precio según el tipo de madera con el que se haga.

A falta de que haga fotos a mi goban dejo una foto de una mesa de go del mismo material que la mía.



Después de toda esta parrafada, lo que quería decir es que me he ahorrado casi 300 € por comprarlo todo por Internet y en diferentes páginas web.

Lo mejor, sin duda: comprar en páginas de Korea. Y lo mejor de lo mejor, que los artículos han llegado bien (no las tenía todas conmigo, la verdad).


PD: ya sé que esto no le importa a nadie más que a mí. ¡Se siente!
PD2: Cada uno tiene “sus cosas”. Esta es una de las mías.

viernes, 6 de marzo de 2009

No hay mal de ojo que por bien no venga

Ayer, nada más después de despertarme, noté una molestia en mi ojo izquierdo. "La típica pestaña", pensé. Fui al espejo y no vi nada. Empezó a incomodarme así que me eché un poco de colirio.

Nada, que no había remedio.

En el trabajo, el dolor (porque ya era dolor) me hizo ponerme a llorar como una Magdalena. Ni decir tiene que la imagen de un tío llorando frene a la pantalla del ordenador no es la mejor que se puede ofrecer.

Al cabo decidí bajar al servicio médico. Había una señora que lo único que hizo fue mirar el ojo (sin ningún espejo de aumento o algo de eso) y soltar por esa boquita: "pues no te veo nada".
Olé sus huevos.

Todo el día de ayer lo pasé con el ojo fastidiado. Tanto que me llegué a plantear no ir a un concierto al que tenía muchas ganas de ir. Menos mal que H** es un pilar fundamental para estas cosas y siempre llama, aunque ella no lo sepa, en los momentos de flaqueza.

En cuanto al concierto... ufff, varias cosas.

No tuvo precio el bar al que fuimos mientras abrían la sala. La clara con limón tenía una serie de adimentos negros por ahí en medio que no me dieron mucha confianza. Tampoco la tortilla con pimientos y chorizo (vamos, los restos de vete a saber qué) que se tomó H*** (es una valiente).
Ya en el concierto, un consejo para navegantes. Está bien fusionar el blues con otras músicas... pero no con un DJ. Decididamente eso no se hace. Caca.
Por lo demás... Los Reyes del KO... se podrá decir muchas cosas pero la verdad es que transmiten un buen ambiente increíble.
De su repertorio destaco (porque me da la gana) dos versiones. La primera "the way you make me feel" y la segunda (no sé si alguna vez la hepuesto por aquí. En ese caso, merece la pena repetir) es una antigua habanera a la que le han dado tintes de blues. Me gustaría poner el enlace a youtube, pero lamentablemente ya no tengo acceso a esa página, así que si alguien puede ponerlo.....

Cuando salí de la habana, válgame Dios,
nadie me ha visto salir sino fui yo.
Y una linda guachinanga, como una flor,
se vino tras de mí, que sí señor.

Si a tu ventana llega una paloma,
trátala con cariño que es mi persona.
Cuéntale tus amores bien de mi vida.
Corónala de flores que es cosa mía

Ay chinita que sí, ay que dame tu amor.
Ay vente conmigo chinita
a donde vivo yo.
Y una linda guachinanga, como una flor
Se vino detrás de mí, que si señor

Si a tu ventana llega una paloma,
trátala con cariño que es mi persona.
Cuéntale tus amores bien de mi vida.
Corónala de flores que es cosa mía

Ay chinita que sí, ay que dame tu amor.
Ay paloma, paloma, paloma.


PD: Me encanta la palabra "guachinanga"
PD2: Hoy sigo con el mal de ojo... cagüen...

lunes, 2 de marzo de 2009

Neska Polita

Hay fines de semana en que uno no sabe si lo que ocurrió durante la noche fue verdad o ha sido un sueño (Ya se sabe: la vida es sueño y los sueños, sueños son).

El sábado empezó como un día normal: Película por la mañana tirado en el sofá (“Eagle eye”, traducida al Castellano como “La conspiración del pánico”, tócate los #€#~$ Mariloles). Para comer un lomo de atún encebollado. Por la tarde, visita a Colmenar a ver cómo va la casa que estoy comprando (a pesar de la crisis parece que sigue adelante). Después partida de mus y un Bang en casa de P* y M* (¿para qué explicar lo que es el Bang?).

Y a partir de aquí fue cuando mi memoria confunde la realidad con los sueños. Hay cosas que aunque sucedan de verdad no pueden ser reales y para el bienestar de uno es mejor recordarlo como sueño.

Después de 20 años volví a jugar al Intelect. La primera partida fue un poco aburrida. Y aquí fue cuando Fernando propuso modificar ciertas reglas del juego. Fue abrir la veda y las nuevas reglas surgieron de forma espontánea. Digamos que el Intelect puede hacerle sombra hasta al Escandinavo Abstemio. Y eso es mucho decir.

En mitad del fragor de la batalla, porque con las nuevas reglas aquello dejó de ser un juego y fue una batalla, surgieron situaciones como esta:

M*: ¿Se pueden poner nombres propios?
F*: Ya hemos dicho que no se puede unas 4 veces
M*: Mmmmm… ¿Se pueden poner plurales de palabras?
JL: Nop. En los últimos dos minutos hemos dicho que no valen plurales unas 15 veces.
M: Vaaale, vaaale.

Y la siguiente palabra que M* pone en la mesa es un plural.

F* y yo nos miramos, incrédulos. ¿Es una broma o nos está tomando el pelo?

F*: M*, hemos dicho que no valen plurales. Enchúfate un shot de Limoncello.
M*: No, no, los plurales valen, lo hemos dicho.
Silencio
JL: ¿Estás de broma?
M*: No, hemos dicho que valían.

F*: Bueno, no pasa nada. Esto es una democracia. Somos 4. Votemos y acatamos la decisión.
(Nótese lo civilizados y buenos ciudadanos democráticos que somos).

F*: a ver, quién está de acuerdo en que No valían los plurales.

F* y yo alzamos la mano y esperamos a que P* hiciera lo propio. Pero vemos que agacha la cabeza y se queda quieto.

¡¡¡Qué poder tiene el matrimonio que hace que un hombre pierda su amor propio y lleve los calzoncillos por fuera del pantalón!!!

Al terminar la pseudo-partida de Intelect y haber asistido al ocaso de la hombría de un buen amigo F* y yo decidimos que era un buen día para una noche canalla. Quedamos con T** y sus amigas en un bar y mientras llegaba la hora hicimos una visita a uno de los bares de toda la vida: Fraguel.

Al entrar al bar y adoptar nuestras mejores posturas apoyados en la barra, vemos a la camarera: Castaña clara, pelo ondulado, alta, delgada y en conjunto bastante guapa.

F*: ¿Perdona, de dónde eres?
Camarera. De San Sebastián.
JL: No podía ser de otra manera, neska polita.

(es fundamental saber un par de cosas en todos los idiomas/lenguas para poder tirarse a la piscina al ver a una chica guapa)

Camarera: ¿Qué?
JL: Sí, sí. NESKA POLITA
F*: ¿No eres de San Sebastián?
Camarera: Sí.
JL: Oso polita.
F* Oso ondo

Al ver la cara de “estostíossongilipollasonosabenhablar” que tenía la camarera no pude por más que preguntar:

JL: ¿Eres de San Sebastián y no sabes vascuence?
Camarera: Sí….

Y entonces fue cuando a F* se le encendió una bombilla encima de la cabeza:

F*: ¡Espera! San Sebastián…. De los Reyes
Camarera: Sí, claro.

La cara que se me quedó no tuvo precio, como el anuncio de mastercard. Y es que a veces uno no sabe si le toman el pelo o es uno el que toma el pelo. Lo dicho, la vida es sueño y los sueños, sueños son.

PD: Dejo para otra ocasión cómo terminó la noche. Baste decir que F*, bajo el influjo de no sé qué conjunción astral, decidió que yo tenía la sabiduría necesaria para darle los consejos precisos para poder ligar con la Camarera. Ver para creer.