lunes, 30 de junio de 2008

Oeee, Oeeeeoeoéééééé, Oeee

España campeona de la Eurocopa. Toma ya. Con un par.

De no ser capaces de pasar a cuartos. De ser objeto de escarnio público. De ser el hazmerreír de los países vecinos…. A ser los mejores, los números uno. Ver para creer.

Mi aventura personal empezó el martes pasado cuando un pensamiento se me cruzó por la cabeza. ¿Y si voy a Viena a ver jugar a la selección?
La verdad es que aunque soy del Madrid no suelo ir al campo a ver los partidos. Es más, creo que en toda mi vida he debido ir como 10 veces, no más.

Para ver si se animaba algún amiguete o la idea moría recién nacida llamé a un par de amigos del núcleo duro (entiéndase amigos de toda la vida). El que era previsible que se iba a rajar se rajó, y el que era probable que se podía apuntar…. No lo dudó ni un segundo “yo voy”.

Así que una vez que el martes decidimos que nos íbamos, el jueves a las 07:00 de la mañana estábamos haciendo cola para facturar.

En el aeropuerto no había problema para saber cuál era el mostrador correcto. Bastaba con seguir las camisetas rojas.

En el avión pudimos echar alguna que otra cabezadita mientras que un grupo de cuatro españolitos se dedicó a vaciar una botella de Ballantines. Que digo yo si empezaron a ese ritmo no quiero ni pensar cómo terminaron el día.

Aterrizamos en Viena a las 12:30 am y nos pusimos a patear por toda la ciudad. (Que no se diga que hacemos turismo).

Para comer fuimos al “sky restaurant”, una terraza maravillosa desde la que se ve Viena a tus pies. Como no podía ser de otra manera pedimos salchichas que al parecer y según Henar: Wurst, se dice wurst.
Las salchichas las sirvieron con mostaza y con queso partido en juliana. El primer bocado que me preparé (salivando) tenía un poco de todo y… joder cómo picaba.

- Es la mostaza- dijo Fer.

Para quitarme el sabor picante me llevé a la boca todo el queso que había en el plato.

Y no. No era queso.
Resulta que era rábano picante (como el wasabi japonés).

De pronto me saltaron dos lagrimones y empecé a toser descontroladamente. La gente del restaurante no sabía si era un españolito más haciendo el ganso o me estaba muriendo.

Creo que gracias al rábano picante pude aguantar todo el día gritando. Nunca he tenido tan abiertas las vías respiratorias. Ni el vicks vaporub.

Después de comer seguimos dando una vuelta por Viena y a las 17.00 pm volvimos al punto de encuentro para coger el autobús.

Desde ese momento empezó a llover y ya no paró en toda la tarde-noche.

Al llegar al estadio tuvimos que ir a por unas entradas que nos sobraban (un chanchullo un poco raro que no voy a contar aquí, jeje).

El partido lo vimos en un sitio de escándalo. En los reportajes que he visto siempre nos enfocan. En una ocasión salgo bailando, creo que después de que España le metiera el tercer gol a Rusia.

Aterrizamos a las 05:00 am en Madrid. Mojados, cansados, rendidos, destrozados…. Pero con la moral por las nubes.

Y ayer…. Ayer…. El no va más. La ruleta salió en número impar (1) y de color rojo.

Qué grande. Salí a la calle con mi kit de esta eurocopa: camiseta de España, bandera atada a la cintura y una sonrisa de oreja a oreja.
PD: muchas gracias a las austriacas y a las rusas por su amabilidad y por la buena acogida que nos dieron en Viena.

miércoles, 25 de junio de 2008

A por ellos

Me voy a la Eurocopa a ver el partido de semifinales España v.s. Rusia.
Que no cunda el pánico. Pienso volver. Bueno.... pienso volver a no ser que una rusa despampanante me diga que me vaya con ella a San Petesburgo. En ese caso os mandaré una postal.

martes, 24 de junio de 2008

maldito locutor....

Hay cosas que no cambian.

Desde hace un año juego todas las semanas al euromillón con la gente de la oficina.
Como ahora con esto del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) la gente no está muy por la labor de hacer las cosas en grupo y de estar de buen humor se dejó de hacer el bote común.
Lo que pasa es que la duda es mala consejera. Anoche estaba pensando en qué ocurriría si no jugaba al euromillón y resulta que el destino me tenía reservados un porrón de millones justo para esta semana.

Como haría todo hijo de vecino este mediodía he ido a echar el euromillón “por si las moscas”.
Después nada más montar en el coche, al poner la radio, un locutor va y juro que lo primero que dice es: “¿sabes que hay más probabilidades de que te caiga un rayo encima a que te toque el euromillón?”

Qué cabrón.

¿¿Cómo se habrá enterado el locutor que acababa de tentar a la suerte??

Desde hoy estoy acongojado por dos razones:

La primera por si alguien me está espiando (en plan “el Show de Truman”)
La segunda…. Por si me cae un rayo.

lunes, 23 de junio de 2008

Podemos

El fútbol tiene muchas cosas malas. Digan lo que digan genera enfrentamiento y sirve de válvula de escape para muchos violentos. Todavía recuerdo partidos de Argentina-Inglaterra o Madrid-Barça en los que daba miedo ver a la gente de las gradas.

Eso sí, cuando tu equipo gana, como ganó España a Italia, todo lo malo desaparece y el fútbol te regala una alegría indescriptible. Vale que si lo piensas es absurdo. No son más que unos tíos dando patadas al balón y a pesar de todo es inevitable dar saltos y abrazar a quien tienes al lado cuando el balón entra en la portería. ¡Y no digamos si en una tanda de penalties a Casillas le da por pararle dos a Italia!

Ya lo dije hace tiempo. Como Luis Aragonés me cae fatal este año igual nos da por ganar la Eurocopa…..

lunes, 16 de junio de 2008

Enhorabuena

La familia tiene un nuevo miembro (perdonad que no diga miembra. Me parece tan absurdo pretender la igualdad del hombre y la mujer por el lenguaje. Ya sé que para muchos eso es importante pero yo no lo veo, la verdad).

Como decía, mi hermana ha sido madre por segunda vez. Esta vez de una niña. Se va a llamar Gema (a mí no me gusta demasiado el nombre, la verdad. Lo siento. Ya me acostumbraré).

Pues eso, desde aquí, un besazo a mi hermana, mi cuñado y mi nueva sobrinita.

miércoles, 11 de junio de 2008

¿Dígame?

Hace dos semanas se me olvidó el teléfono móvil en casa de la hermana de Paloma.
Ya se sabe, una fiesta, comida rica made in "uombat", copitas, futbolín, charla amena y un poco de magia.... pues se me fue el santo al cielo y no comprobé que me llevaba el móvil.

Como la fiesta no era en casa de Paloma sino en la de su hermana (todavía no entiendo cómo consigue que su hermana le deje su casa cuando ella tiene la suya, pero bueno) no lo he recuperado.

Y el caso es que me di cuenta apenas dos minutos después de que nos fuéramos cada uno por nuestro lado. Intenté buscar a alguien para que me dieran el teléfono de Paloma y rescatar mi móvil. ¿Qué voy a hacer sin mi teléfono?

Pues a los pocos días me di cuenta de que no pasaba nada. Que no es obligatorio vivir todo el día disponible. (Yo hasta duermo con el móvil encendido “por si pasa algo”).

Han pasado casi dos semanas y la verdad es que me he acostumbrado a no depender de mi teléfono. Creo que me va a dar hasta pena cuando este viernes me lo devuelvan.