lunes, 21 de septiembre de 2009

Carnívoro

Después de varios intentos ya puedo afirmar que empiezo a hacer las costillas de cerdo a la barbacoa bastante bien.

A base de ensayo y error encontré la receta definitiva. El título de la receta es pretencioso, “Last Meal Ribs: The Best Barbecue Ribs Ever!” y a punto estuve de no leerla sino hubiera sido por la fotografía que aparecía en pantalla: unas costillas perfectas.

La receta tiene miga. Dejo AQUÍ el enlace para quien quiera echar un vistazo a la página.

En resumen hay que comprar un costillar, quitarle la grasa y una tira transparente que está en el lado de los huesos. Luego hay que untar la carne con un sazonador ( haced una búsqueda con “rub recipes” y encontraréis mil tipos distintos) y dejarla macerar durante al menos una hora.

Después empieza el tomate de verdad. Hay que conseguir que la barbacoa esté siempre a una temperatura de 225º F. A 250º F la fastidias porque se quema el azúcar del sazonador y se quedan las costillas como una piedra y a 200º F las costillas no se hacen. Vamos, que es la versión moderna de las siete y media de Don Mendo:

Mendo.- Acaso vuestra inocencia ignora
que a más de una hora, señora,
las siete y media es un juego?

Magdalena.- ¿Un juego?

Mendo.- y un juego vil,
que no hay que jugarle a ciegas,
pues juegas cien veces, mil...
y de las mil ves febril
que o te pasas, o no llegas.

A esa temperatura hay que ahumar las costillas durante una hora. Encontrar un recipiente que en una barbacoa me permitiera ahumar fue complicado. Al final no hay nada mejor que una cazuela de barro. En cuanto al tipo de madera, yo uso de nogal. ¿Por qué? Pues porque es el más fácil de encontrar.
El paso siguiente es el más fácil. Durante un par de horas hay que dejar las costillas que se hagan a la famosa temperatura de 225º F.

Imagino que ya habrá más de uno diciendo que es un coñazo de receta. Pues sí, pero en la cocina y en la barbacoa hay quehacer las cosas a su debido ritmo.

Llega el momento del Texas Crtych. Se trata de poner las costillas en papel albal con zumo de manzana para que queden tiernas por dentro. En la receta se dice que es opcional. Ni caso. Es obligatorio para que queden jugosas.

Ya casi llegamos al final. Hay que quitar el papel albal y dejar otra horita más las costillas en la barbacoa.

Por último, se elige una salsa barbacoa (a gusto del consumidor) y con un pincel se pinta el costillar. Se pone el fuego a tope y se hace un “vuelta y vuelta”.

Prometo que el resultado es impresionante. Y cuando se coge el truco de mantener la temperatura constante el proceso no es tan coñazo.

PD: Ya sé que faltan muchos amigos por probar las costillas pero todo se andará.

martes, 8 de septiembre de 2009

Ains...

La vuelta al cole es traumática. Otro curso entero por delante. En mi caso empecé el lunes de la semana pasada y no consigo hacerme a la rutina. No puedo olvidarme de la playa y del sol, de las chicas en bikini, de salir todos los días hasta las 5 de la mañana… ains…

Lo mejor de las vacaciones antes era que me quitaba el reloj y no me lo volvía a poner hasta septiembre. Ahora, con el móvil, el teléfono lo llevas encima, pero aún así es una gozada no tener que preocuparte por la hora que es. En verano haces lo que te apetece a la hora que te apetece… ains…

Con la vuelta al cole vuelven esas ideas que permanecen latentes durante el resto del año. ¿Merece la pena trabajar tanto por tan poco? ¿Cómo puedo hacerme rico sin mucho esfuerzo? ¿Qué negocio podría montar? ¿Qué negocio podría montar que me diera dinero sin trabajar?

A esas respuestas las respuestas no son sencillas. Bueno, salvo la primera. No merece la pena trabajar tanto por tan poco, pero poderoso caballero es don dinero. En cuanto a hacerse rico sin esfuerzo siempre está la posibilidad de ganar la lotería (mínima, porque siempre le toca a otro) o robar (y si robas, roba de una vez para no tener que andar jugándotela innecesariamente. Si se hace, se hace a lo bestia).

En cuanto a negocios… ideas tengo muchas, pero cada vez que las planteo mis amigos las critican despiadadamente. Es posible que tengan razón, no digo que no, pero hay un par de esas ideas que por mucho que digan que no, estoy convencido de que sí. Lo malo es que con el paso del tiempo otros van teniendo esas mismas ideas y se van haciendo ricos (para ser empresario hay que tener madera y yo creo que no la tengo, todo sea dicho).

Siempre queda la idea de montar un Bar de copas pero con semejantes amigos uno se podría arruinar y tampoco es plan.

Vamos, que visto lo visto, ya puedo ir superando la depresión post-vacacional, olvidarme del solecito y de los chiringuitos de la playa, y quitarme la empanada que llevo encima porque si no… ains…

PD: sí que ha habido historias este verano, ya veremos si se cuentan o no.