martes, 19 de junio de 2007

La Dama de Shalott

He terminado de traducir el poema de Alfred Tennyson, The Lady of Shalott. Ha sido complicado y seguro que quien tenga un nivel de inglés mejor que el mío dirá que he cometido errores. Si es así, agradeceré correcciones.
Mi única intención es que quien haya pasado por alto este poema por estar en inglés pueda leerlo en castellano y disfrutar de esta bella historia.

La Dama de Shalott
Alfred Tennyson


Parte I

A ambos lados del río se esparcen
largos campos de cebada y centeno,
que visten el mundo y buscan el cielo;
y a lo largo del campo el camino discurre
hacia las muchas torres de Camelot;
Y arriba y abajo la gente va,
admirando donde se marchitan las azucenas
alrededor de una isla ahí abajo,
la isla de Shalott.

Los sauces palidecen, tiemblan los álamos,
las brisas se oscurecen y estremecen
en las olas que siempre corren
por la isla en el río
fluyendo hacia Camelot.
cuatro paredes grises, y cuatro torres grises,
llevan a un espacio de flores,
y la isla silenciosa encarcela
a la Dama de Shalott.

Solo las segadoras, segando temprano,
entre la tupida cebada
oyen una canción que suena a lo lejos alegremente
desde el río que se retuerce
camino de las torres de Camelot;
Y a la luz de la luna, el segador cansado,
amontonando fajos despreocupadamente en los altos,
escucha, susurros, “Esta es la adorable
Dama de Shalott”.

Parte II

Allí teje día y noche
una tela de alegres colores.
Ha escuchado decir a un susurro,
que una maldición caerá sobre ella si sigue
mirando hacia Camelot.
No sabe qué maldición será,
y por eso teje continuamente,
y no tiene otras preocupaciones,
la Dama de Shalott.

Y moviéndose a través de un nítido espejo
que cuelga delante de ella todo el año,
aparecen sombras del mundo.
Allí ve el cercano camino principal
retorciéndose hacia Camelot.
Y a veces a través del triste espejo
los caballeros llegan cabalgando de dos en dos.
Ella no tiene un leal y sincero caballero,
la Dama de Shalott.

Pero en su tela sigue deleitándose
en tejer las mágicas vistas del espejo,
- cuando a menudo a través de las noches silenciosas
un funeral, con penachos y luces
y música, se dirigía a Camelot,
o cuando la luna estaba en lo alto,
llegaban dos jóvenes amantes recién casados.
“Estoy enferma de las sombras” dijo
la Dama de Shalott.



Parte III

A tiro de arco desde su costado,
cabalgaba entre los fajos de cebada,
el sol deslumbraba entre las hojas,
y ardía sobre las descaradas grebas
del osado Sir Lancelot.
Un caballero de cruz roja arrodillado por siempre
a la Dama en su escudo,
que destellaba en el campo amarillo,
junto a la distante Shalott.

Su ancha y clara frente replandecía a la luz del sol
en la pulida coraza de su caballo de guerra;
Desde debajo de su yelmo fluían
sus rizos de negro carbón mientras cabalgaba,
mientras cabalgaba hacia Camelot.
Desde la orilla y desde el río
destelló en el espejo de cristal,
“Tirra lirra” por el río
cantó Sir Lancelot.

Ella dejó la tela, dejó el telar,
dio tres pasos por la habitación,
vio el yelmo y el penacho,
miró hacía Camelot.
La tela voló afuera y flotó a sus anchas;
el espejo se rompió de parte a parte;
“La maldición ha caído sobre mí,” se lamentó
la Dama de Shalott.


Parte IV

Bajo el tormentoso viento del este
los pálidos bosques amarillos estaban menguando.
El ancho arroyo se quejaba en la ribera.
El cielo descargaba la lluvia
sobre las torres de Camelot;
Ella fue y encontró un bote
debajo de un sauce que trataba de mantenerse a flote,
y sobre la proa escribió:
"La Dama de Shalott".

Y abajo la silueta del río se extiende;
-Como un atrevido vidente en trance,
observando su propia desdicha-
Con semblante vidrioso
ella miró a Camelot.
Y al final del día
soltó la amarra, y se dejó llevar.
El ancho arroyo arrastró lejos
a La Dama de Shalott

Tendida, con un vestido de blanco como la nieve
que libremente ondeaba de izquierda a derecha
-las hojas caían suavemente sobre ella-.
A través de los sonidos de la noche
navegó hacia Camelot;
Y cuando la proa del bote se encaminó
hacia las montañas pobladas de sauces y entre campos sembrados,
escucharon cantando su última canción,
a La Dama de Shalott.

Escucharon una canción, triste, sagrada
cantada en voz alta, cantada en voz baja,
hasta que su sangre se heló lentamente,
y sus ojos se oscurecieron completamente,
vueltos a las Torres de Camelot.
Antes de que alcanzara con la marea
la primera casa a la margen del río,
cantando su canción murió,
La Dama de Shalott.

Bajo torres y balcones,
por muros ajardinados y galerías,
una brillante forma pasó flotando,
pálida como la muerte entre las altas casas,
silenciosa, en Camelot.
Acudieron al embarcadero
Caballeros y Burgueses, Señores y Damas,
y alrededor de la proa leyeron su nombre,
"La Dama de Shalott."

¿Quién es? ¿Y qué hace aquí?
Y en el cercano palacio iluminado
murió el sonido de la alegría Real;
Y se santiguaron por miedo,
todos los caballeros de Camelot;
Pero Lancelot meditó un momento
y dijo, “tiene un adorable rostro;
Dios en su misericordia tenga en su gracia
a la Dama de Shalott.”

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