miércoles, 23 de mayo de 2007

Diferentes tipos de Poesía

Ahora que estoy recuperando el tiempo perdido han vuelto también mis viejas manías. No puedo leer ningún libro cuando estoy escribiendo porque sin darme cuenta acabo copiando la forma de escribir.
Lo único que me permito leer es poesía. Imagino que cada uno tiene su forma de hacerlo. A mí me gusta leer primero en voz baja. Si me ha gustado, entonces la vuelvo a leer en voz alta una y otra vez hasta que consigo que suene bien.
Cuando leía a Bécquer en el colegio se me quedó grabada una crítica literaria que redactó para uno de los periódicos que trabajaba (creo que se llamaba "el contemporáneo").


Crítica literaria. Gustavo Adolfo Bécquer

Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la meditación y el arte, que se engalana con todas las pompas de la lengua, que se mueve con una cadenciosa majestad, habla a la imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y su hermosura.
Hay otra natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye, y desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía.
La primera tiene un valor dado: es la poesía de todo el mundo.
La segunda carece de medida absoluta, adquiere las proporciones de la imaginación que impresiona: puede llamarse la poesía de los poetas.

La primera es una melodía que nace, se desarrolla, acaba y se desvanece.
La segunda es un acorde que se arranca de un arpa, y se quedan las cuerdas vibrando con un zumbido armonioso.

Cuando se concluye aquélla, se dobla la hoja con una suave sonrisa de satisfacción.
Cuando se acaba ésta, se inclina la frente cargada de pensamientos sin nombre.

La una es el fruto divino de la unión del arte y de la fantasía.
La otra es la centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la pasión.

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