lunes, 1 de octubre de 2007

The Raven III

Por fin he terminado la traducción. Me ha llevado más tiempo del previsto pero creo que ha merecido la pena. Misión cumplida.

Me maravilló mucho escuchar el franco discurso de este ave desgarbada,
aunque su respuesta apenas significara nada, apenas tuviera relevancia;
porque no podemos evitar estar de acuerdo en que ningún ser humano,
se ha preciado de ver un pájaro sobre la puerta de su alcoba,
pájaro o bestia sobre el busto esculpido sobre la puerta de su alcoba,
con un nombre como “Nuncamás”.

Pero el cuervo, sentado a solas en el plácido busto, únicamente dijo
esa palabra, como si su alma en esa palabra vertiera.
nada más pronunció; ni una pluma movió,
hasta que yo apenas susurré, “otros amigos han volado antes,
al alba me abandonará, como mis esperanzas han volado antes”.
Entonces el pájaro dijo “Nuncamás”.

Sobresaltado por la quietud rota por la réplica dicha tan acertadamente,
“Sin duda”, dije, “ lo que dice es su única palabra,
cogida de algún infeliz maestro cuyo Desastre inmisericordioso,
siguió rápido y siguió más rápido hasta que sus canciones fueron una pesadez,
hasta que la elegía de su Esperanza se convirtió en una melancólica pesadez,
de “nunca-nuncamás”.

Pero el cuervo todavía transformando mi tristeza en sonrisa,
me llevó a situar una silla de cojines delante del pájaro, y del busto y de la puerta;
entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé yo mismo a enlazar,
fantasía tras fantasía, pensando qué quiere decir este inquietante pájaro de antaño,
que quiere decir este lúgubre, desgarbado, espectral, demacrado e inquietante pájaro de antaño,
que quiere decir al graznar “Nuncamás”.

Me senté enzarzado en adivinarlo, sin pronunciar una sílaba
al pajarraco cuyos fieros ojos ardían en el centro de mi pecho,
esto y mas adivinaba sentado, con mi cabeza cómodamente reclinada,
en el aterciopelado sillón tendido que reflejaba la luz de la lámpara
pero sobre su purpúreo terciopelo con el reflejo de la luz de la lámpara
ella no se tenderá, ¡ah, nunca más!


Luego el aire se hizo más denso, perfumado por un invisible incensario
balanceado por Serafines cuyos pasos tintineaban en el mullido suelo.
“Infeliz”, grité, “¡tu dios te ha prestado – mediante esos ángeles te ha enviado,
para darme respiro y alivio de la memoria de Leonor!
¡Bebe, oh bebe esta especie de filtro y olvida esta perdida Leonor!
Graznó el cuervo, “nuncamás”.

“¡Profeta!” dije, “¡cosa malvada! –pero profeta- ¡pájaro o demonio!
Si el Tentador te envía, o si la tempestad te ha arrastrado a esta tierra,
desolada e impertérrita, en este desierta tierra encantada,
en esta casa perseguida por el horror –dime sinceramente, te lo imploro,
¿Hay, hay un bálsamo en Galaad? –dime- ¡dime, te lo imploro!
Graznó el cuervo, “Nuncamás”


“¡Profeta!” dije, “¡cosa malvada! –pero profeta- ¡pájaro o demonio!
Por ese Cielo que se cierne sobre nosotros – por ese Dios que ambos adoramos,
dile a esta alma llena de pena si, en el lejano Eden,
abrazará a una santa doncella que los ángeles llaman Leonor,
abrazará a la única y radiante doncella que los ángeles llaman Leonor.”
Graznó el cuervo, “Nuncamás”

“Sea esa palabra nuestra señal para partir, pájaro o demonio” grité levantándome
“¡Retorna a la tempestad y a la orilla plutoniana de la noche!
¡No dejes plumas negras como señal de la mentira que tu alma ha pronunciado!
¡Deja mi soledad sin perturbar! ¡Abandona el busto sobre mi puerta!
¡Aparta tu pico de mi corazón, y lleva tu figura fuera de mi alcoba!
Graznó el cuervo “Nuncamás”.


Y el cuervo, sin revolotear, todavía está posado, todavía está posado
en el pálido busto de Palas justo sobre la puerta de mi alcoba;
Y sus ojos tienen todo el parecido de los de un demonio que está soñando,
¡Y la luz de la lámpara sobre él arroja su sombra sobre el suelo;
Y mi alma de la sombra que yace flotando en el suelo,
No se alzará – nunca más!

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