martes, 30 de octubre de 2007

¿Tú crees?

¿Crees en fantasmas?

La pregunta es propicia puesto que se acerca el día de todos los santos y la noche de difuntos.

Imagina que estás en tu casa. A solas. En tu habitación. De repente se escucha un ruido en el salón. Vas a ver qué ha ocurrido y encuentras un cuadro caído en el suelo. No se ha roto, menos mal. Lo recoges y te das cuenta de que la hembrilla (la anilla de metal que se coloca en el marco del cuadro) está en perfecto estado. Miras la escarpia clavada en la pared y también está bien. Ni se ha caído ni se mueve. -¿Entonces, cómo se ha caído el cuadro?
Lo cuelgas y vuelves a tu cuarto. De pronto, otro ruido en el salón. Otra vez el cuadro está en el suelo. La hembrilla y la anilla no están rotas. Qué extraño. Lo vuelves a colgar y te vas a tu cuarto. Nada más llegar escuchas de nuevo el ruido del cuadro al caer al suelo. Esta vez decides no ir al salón. El corazón empieza a latir más deprisa de lo normal. Te diriges a la cama despacio, intentando no hacer ruido mientras tus pensamientos se desatan y en ese momento empieza a sonar una música. Suena cada vez más alto. Es una música infantil. Buscas la fuente del sonido. ¿Son los vecinos? Te diriges al salón. El cuadro está en el suelo y la música sigue. -¿De dónde proviene?- piensas. Estás de pie en medio del salón y no hay duda de que el origen del sonido es justo donde estás parado. Y entonces, en voz alta, preguntas -¿Es aquí?- y al pronunciar las palabras la música se detiene de golpe. Todo queda en silencio y una corriente de aire frío mueve las cortinas. Qué curioso que no haya ninguna ventana abierta que pueda hacer corriente.

Si esa historia te ocurriera a ti y te volviera a preguntar si crees en fantasmas lo más seguro es que dijeras que no, que todo lo anterior tiene su explicación. Bien, quizá la tenga.

Lo malo (o lo bueno) de las historias de fantasmas es que quien las cuenta siempre empieza diciendo: “un amigo de un amigo…” o “el primo de un amigo…”, en definitiva, historias inventadas con mejor o peor fortuna.

¿Pero y si te dijera que yo SÉ que existen los fantasmas? ¿Y si yo te dijera que tengo una historia que no le ha pasado al amigo de un amigo sino a mí mismo? ¿Y si yo pudiera darte la certeza que te falta?

Lamentablemente no tengo valor para contar esa historia sin unas copas de más. Tan solo dos o tres personas conocen casi toda la historia. Y es que ni siquiera embriagado por el alcohol he sido capaz de contarlo todo. ¿Quién sabe? Quizá en la noche de difuntos veas un fantasma.

3 comentarios:

H dijo...

Definitivamente quedamos el jueves. Mañana me acostaré tempranito tempranito y dejaré todos los cuadros en el suelo.

Besitos besitos,

Henar

Silverado dijo...

Fenómeno. Y ten cuidado. No se sabe qué puede pasar en la noche de difuntos.

H dijo...

¡vete a la porra! ¡no me digas eso, que tengo toda la casa llena de calabazas, gatos negros, brujas y murciélagos! (a nad le gusta decorar...)