Este puente he estado de boda en Salamanca. Se casaban Jezu (cuyo nombre real es Ignacio) y Macarena.
Ha sido un fin de semana divertidísimo. Hacía tiempo que no veía a muchos de los que estaban invitados y el reencuentro ha sido fácil y sin preguntas. Asimilando el tiempo perdido con la primera sonrisa, el apretón de manos o los besos en la mejilla.
La boda estuvo fenomenal. Se casaron que es lo importante (ahora que lo pienso, eso no está muy claro porque el expediente administrativo no llegaba hasta hoy así que civilmente igual todavía están solteros).
El convite fue de los mejores en los que he estado. El sitio, precioso (Palacio de Figueroa) y los aperitivos y la cena muy bien. La novia y las hermanas de la novia y la del novio, guapísimas. Quizá el momento álgido fue cuando las copas hicieron su efecto y todos los invitados de la boda, uno tras otro, fuimos a pedirle al "pincha" la misma canción. Cuando por fin sonaron los acordes (por llamarlos de alguna manera) de "Toda" de Jesulín de Ubrique demostramos por qué no nos hemos dedicado a la música.
Si consigo alguna foto prometo colgarla. Yo soy un desastre y nunca me acuerdo de coger la cámara.
En definitiva, el fin de semana me ha dejado exhausto. De alguna manera me ha vaciado de todo el estrés y me ha llenado de recuerdos, de sabores y olores. Lo mejor es que cuando estoy haciendo algo en el trabajo, de pronto me acuerdo de una tontería y se me escapa una sonrisa.
Siempre se dice lo mismo al despedirse pero espero no volver a perder el contacto (la vida es caprichosa y hace y deshace a su antojo, pero merece la pena hacer el esfuerzo).
1 comentario:
Huy qué light la versión blog ;P
Besitos
Henar
pd: ¿recuerdas que sigo de vacaciones? Pues acabo de comer unas fabes de mi abuela, y casadielles caseras de mi tía. Uf. Esto es vida
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