martes, 23 de octubre de 2007

Mosquita muerta

Ayer, mientras ojeaba un descolorido libro de poesía, encontré este poema. En realidad no es nada del otro mundo pero me hizo mucha gracia.

La hija del tabernero.- Angel Lázaro

La hija del tabernero
está sentada a la puerta,
es un sensual avispero
su aire de mosquita muerta.

Porque ella sabe..., ¡Canalla!,
sabe, sí, que cuando paso
voy librando una batalla
con esas piernas de raso.

Yo sé que una noche habrá
en la taberna alboroto,
y un hombre maldecirá
lívido y el pecho roto,
y sé que, al día siguiente,
ella seguirá a la puerta
con su carita inocente
y su aire de mosquita muerta
.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo, el sufrimiento lo afronto como puedo. Con más o menos dignidad y aceptación dependiendo del momento.

Aunque creo que casi siempre me provoca rebeldía.

No tengo nada de mosquita muerta. Pregúntale a Percy (¿cómo pude casarme con un hombre llamado Percy?)

Volveré.