Dentro de poco cumpliré 30 años y me he estado acordando de uno de mis mejores amigos de cuando era pequeño. No me resulta sencillo escribir sobre esto pero no quiero que el recuerdo se pierda en el olvido tan fácilmente.
Estudié desde 1º de EGB hasta COU en el Colegio San Agustín. Allí, mi mejor amigo desde 3º hasta 8º de EGB se llamaba Sergio H.M.. Vivíamos al lado y todos los días, a la hora de comer y por la tarde, volvíamos juntos a casa.
El trayecto duraba unos 20 minutos y charlábamos sobre cualquier cosa. Pensábamos que cuando fuéramos mayores pondríamos escaleras mecánicas en todas las cuestas de Madrid para no tener que subir con la mochila y dejarnos la espalda en el camino.
Recuerdo que una vez dijimos que al llegar a los 30 habría que hacer examen de conciencia. Sergio decía que si no habías sido capaz de ser feliz a los 30 entonces lo lógico es que no lo consiguieras nunca (los 30 nos parecía el fin del mundo).
En 1.992, el colegio organizó un viaje de una semana a la Expo de Sevilla. Prácticamente fue toda la clase. Menos Sergio. Cuando volvimos él no volvió al colegio hasta 20 días después. Había cambiado. Se volvió huraño, estaba continuamente de mal humor y empezó a vestir desaliñado.
Al año siguiente nos cambiaron de clase. Yo elegí estudiar comercio y él dibujo técnico.
Casi no volví a hablar con él. Al cabo del tiempo, un amigo que estaba en su clase y que no sabía que yo le conocía me dijo que era el hazmerreír y el objeto de las burlas de todos.
Un año después de terminar el colegio volví para las fiestas que se celebraban en mayo. Me encontré con Javier F.G. –¿Te has enterado de lo de Sergio? –preguntó- Se suicidó hace un par de meses.
No dije nada. No pude, no era capaz de reaccionar. No lo entendía. Ni siquiera ahora lo entiendo. ¿Qué le pudo pasar? ¿Qué ocurrió en su vida que le hizo cambiar de esa manera? Cuando pienso en todo lo que se ha perdido, todo lo que ha dejado de vivir…
Ahora, al recordarle, me imagino que podríamos quedar a tomar una copa y yo le diría: -¿Ves? Voy a cumplir 30 y a mi manera, soy feliz.
Estudié desde 1º de EGB hasta COU en el Colegio San Agustín. Allí, mi mejor amigo desde 3º hasta 8º de EGB se llamaba Sergio H.M.. Vivíamos al lado y todos los días, a la hora de comer y por la tarde, volvíamos juntos a casa.
El trayecto duraba unos 20 minutos y charlábamos sobre cualquier cosa. Pensábamos que cuando fuéramos mayores pondríamos escaleras mecánicas en todas las cuestas de Madrid para no tener que subir con la mochila y dejarnos la espalda en el camino.
Recuerdo que una vez dijimos que al llegar a los 30 habría que hacer examen de conciencia. Sergio decía que si no habías sido capaz de ser feliz a los 30 entonces lo lógico es que no lo consiguieras nunca (los 30 nos parecía el fin del mundo).
En 1.992, el colegio organizó un viaje de una semana a la Expo de Sevilla. Prácticamente fue toda la clase. Menos Sergio. Cuando volvimos él no volvió al colegio hasta 20 días después. Había cambiado. Se volvió huraño, estaba continuamente de mal humor y empezó a vestir desaliñado.
Al año siguiente nos cambiaron de clase. Yo elegí estudiar comercio y él dibujo técnico.
Casi no volví a hablar con él. Al cabo del tiempo, un amigo que estaba en su clase y que no sabía que yo le conocía me dijo que era el hazmerreír y el objeto de las burlas de todos.
Un año después de terminar el colegio volví para las fiestas que se celebraban en mayo. Me encontré con Javier F.G. –¿Te has enterado de lo de Sergio? –preguntó- Se suicidó hace un par de meses.
No dije nada. No pude, no era capaz de reaccionar. No lo entendía. Ni siquiera ahora lo entiendo. ¿Qué le pudo pasar? ¿Qué ocurrió en su vida que le hizo cambiar de esa manera? Cuando pienso en todo lo que se ha perdido, todo lo que ha dejado de vivir…
Ahora, al recordarle, me imagino que podríamos quedar a tomar una copa y yo le diría: -¿Ves? Voy a cumplir 30 y a mi manera, soy feliz.
¿Y tú, viejo amigo?
2 comentarios:
Tema complicado... Pero endulzándolo un poco, te recuerdo que tú y yo hicimos un primer acuerdo de, si no nos habíamos casado antes con otras personas, casarnos entre nosotros a los 30... Afortunadamente hace justo un año ahora lo pospusimos para los 35... A ver si el tiempo empieza a pasar un petit más lento...
Besitos y un abrazo fuerte.
Ya te tengo dicho que yo soy un partidazo: ¡¡No ronco!!
Y sí, parece mentira cómo pasa el tiempo. (Vale que no has visto Casablanca, pero ahora es cuando empieza a sonar a lo lejos "No matter what the future brings
As time goes by").
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