domingo, 4 de noviembre de 2007

The Highwayman II


PART TWO


I

He did not come in the dawning; he did not come at noon;
And out o' the tawny sunset, before the rise o' the moon,
When the road was a gypsy's ribbon, looping the purple moor,
A red-coat troop came marching—
Marching—marching—
King George's men came matching, up to the old inn-door.

II

They said no word to the landlord, they drank his ale instead,
But they gagged his daughter and bound her to the foot of her narrow bed;
Two of them knelt at her casement, with muskets at their side!
There was death at every window;
And hell at one dark window;
For Bess could see, through her casement, the road that he would ride.

III

They had tied her up to attention, with many a sniggering jest;
They had bound a musket beside her, with the barrel beneath her breast!
"Now, keep good watch!" and they kissed her.
She heard the dead man say—
Look for me by moonlight;
Watch for me by moonlight;
I'll come to thee by moonlight, though hell should bar the way!

IV

She twisted her hands behind her; but all the knots held good!
She writhed her hands till her fingers were wet with sweat or blood!
They stretched and strained in the darkness, and the hours crawled by like years,
Till, now, on the stroke of midnight,
Cold, on the stroke of midnight,
The tip of one finger touched it! The trigger at least was hers!

V

The tip of one finger touched it; she strove no more for the rest!
Up, she stood up to attention, with the barrel beneath her breast,
She would not risk their hearing; she would not strive again;
For the road lay bare in the moonlight;
Blank and bare in the moonlight;
And the blood of her veins in the moonlight throbbed to her love's refrain.

VI

Tlot-tlot; tlot-tlot! Had they heard it? The horse-hoofs ringing clear;
Tlot-tlot, tlot-tlot, in the distance? Were they deaf that they did not hear?
Down the ribbon of moonlight, over the brow of the hill,
The highwayman came riding,
Riding, riding!
The red-coats looked to their priming! She stood up, straight and still!

VII

Tlot-tlot, in the frosty silence! Tlot-tlot, in the echoing night!
Nearer he came and nearer! Her face was like a light!
Her eyes grew wide for a moment; she drew one last deep breath,
Then her finger moved in the moonlight,
Her musket shattered the moonlight,
Shattered her breast in the moonlight and warned him—with her death.

VIII

He turned; he spurred to the West; he did not know who stood
Bowed, with her head o'er the musket, drenched with her own red blood!
Not till the dawn he heard it, his face grew grey to hear
How Bess, the landlord's daughter,
The landlord's black-eyed daughter,
Had watched for her love in the moonlight, and died in the darkness there.

IX

Back, he spurred like a madman, shrieking a curse to the sky,
With the white road smoking behind him and his rapier brandished high!
Blood-red were his spurs i' the golden noon; wine-red was his velvet coat,
When they shot him down on the highway,
Down like a dog on the highway,
And he lay in his blood on the highway, with the bunch of lace at his throat.

* ………………*………………*

X

And still of a winter's night, they say, when the wind is in the trees,
When the moon is a ghostly galleon tossed upon cloudy seas,
When the road is a ribbon of moonlight over the purple moor,
A highwayman comes riding—
Riding—riding—
A highwayman comes riding, up to the old inn-door.

XI

Over the cobbles he clatters and clangs in the dark inn-yard;
He taps with his whip on the shutters, but all is locked and barred;
He whistles a tune to the window, and who should be waiting there
But the landlord's black-eyed daughter,
Bess, the landlord's daughter,
Plaiting a dark red love-knot into her long black hair.


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Parte Segunda


I


No volvió al amanecer; no volvió al mediodía;
Y en la rojiza puesta de sol, antes de que la luna se elevase,
Cuando el camino era una cinta gitana, enlazada en el páramo púrpura,
Una tropa de chaquetas rojas llegó marchando-
Marchando-marchando-
Los hombres del Rey George´s llegaron marchando a la puerta de la vieja posada.

II


No dijeron ni una palabra al dueño de la posada, en cambio se bebieron su cerveza,
Pero amordazaron a su hija y la ataron a los pies de su estrecha cama;
¡Dos de ellos se arrodillaron en su ventana, con mosquetes a su lado!
Había muerte en cada ventana;
Bess podía ver, a través de la ventana, el camino que él debía cabalgar.


III


La habían atado a conciencia, con muchas risas y bromas;
Habían atado un mosquete junto a ella, ¡con el cañón entre su pecho!
“Ahora, ten buena vista” y la besaron.
Ella escuchó al muerto decir-
búscame a la luz de la luna,mira por mí a la luz de la luna,Vendré por ti a la luz de la luna aunque el infierno me impida el camino.”


IV


Torció sus manos por detrás; ¡pero todos los nudos aguantaron bien!
¡Retorció sus manos hasta que sus dedos se humedecieron con el sudor y la sangre!
Ellos se estiraron y se tensaron en la oscuridad, y las horas transcurrieron como años,
Hasta que, en la medianoche,
Frío, en la medianoche,
¡La yema de un dedo lo tocó! ¡el gatillo por fin era suyo!

V


La yema de un dedo lo tocó; no se tuvo que esforzar más por el resto.
Se levantó prestando atención, con el cañón entre su pecho,
No podía arriesgarse a que la escucharan; no podría esforzarse tanto otra vez;
El camino se tendía desnudo a la luz de la luna;
Y la sangre de sus venas a la luz de la luna palpitaba por las palabras de su amor.

VI


Tlot-tlot; tlot-tlot! ¿La habían oído? ¿Los cascos del caballo sonaban claros
Tlot-tlot; tlot-tlot, en la distancia? ¿Estaban tan sordos que no la escuchaban?
Por la cinta de la luz de la luna, sobre la cima de la colina,
¡El salteador llegó cabalgando,
Cabalgando, cabalgando!
¡Los chaquetas rojas miraron su cebadura! Ella se levantó, recta y quieta.

VII

¡Tlot-tlot, en el frío silencio! ¡Tlot-tlot en el eco de la noche!
¡Más venía y más cerca! ¡Su cara era como una luz!
Sus ojos se agrandaron por un momento; respiró profundo una última vez,
Luego su dedo se movió a la luz de la luna,
Su mosquete destrozó la luz de la luna,
Destrozó su pecho a la luz de la luna y le avisó- con su muerte.


VIII


Él se volvió; espoleó al Oeste;¡ no sabía quien estaba
Inclinada, con su cabeza sobre el mosquete, empapada con su propia sangre roja!
Hasta el amanecer no lo escuchó, su cara se tornó gris al escuchar
Cómo Bess, la hija del dueño de la posada,
Había cuidado de su amor a la luz de la luna, y murió en la oscuridad.

IX

¡Al volver, espoleó su caballo como un loco, gritando una maldición al cielo,
Con el blanco camino humeando detrás de él y blandiendo en alto su espada!
Rojo sangre eran sus espuelas en el dorado mediodía; rojo vino era su chaquetón de terciopelo
Cuando le dispararon en el camino,
Cayó como un perro en el camino,
Tendido en su sangre en el camino, con adornos de encaje en su cuello.


* ………………*………………*


X

Todavía en las noches de invierno, dicen, cuando el viento está en los árboles,
Cuando la luna es un galeón fantasmal navegando en un mar de nubes,
Cuando el camino es una cinta de luz de luna sobre el páramo púrpura,
Que un salteador llega cabalgando-
Cabalgando-cabalgando-
Un salteador llega cabalgando a la puerta de la vieja posada.

XI


Sobre los adoquines hizo ruido y resonó en el oscuro patio de la posada,
golpeó con su fusta en los postigos, pero todo estaba cerrado y atrancado;Silbó una melodía a la ventana, y quien debía estar esperando ahí no era otra que la hija de ojos negros del dueño,Bess, la hija del dueño de la posada,con un nudo de amor rojo oscuro trenzado en su largo cabello negro.

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