Hace tres años y medio cambié de trabajo. Pasé de despertarme atormentado por tener que ir a la oficina a divertirme mientras trabajo. Una de las cosas que han mejorado es que mis compañeros son más o menos de mi edad.
En una de esas tertulias improvisadas que se forman los lunes en la cafetería hubo una conversación que pudo ser así:
Roberto: ¿Viste el partido del domingo?
David: ¿El del Madrid?
Juan Luis: Vaya golazo.
Roberto: Deberíamos hacer un equipo de fútbol.
Y así empezó todo.
Convencimos a la Dirección de la empresa para que nos pagara 2.000 € para financiar el equipo y nos apuntamos a una liga de fútbol 7 entre empresas.
El primer partido se anunció a bombo y platillo en la intranet. Además se invitaba a todo el que quisiera a acudir al campo. Si te cruzabas con alguien por los pasillos te decían frases como “a ver qué hacéis”, “mucha suerte”, “estamos con vosotros”. Vamos, que aquello se estaba convirtiendo en el acontecimiento del año.
Cuando llegó el gran día todos los del equipo estábamos con una sonrisa de oreja a oreja, con la equipación Nike completamente nueva, las botas relucientes y para rematar la faena el Presidente de la empresa y dos Consejeros habían ido a vernos.
Saludo protocolario con el árbitro y el Capitán del otro equipo. Ellos ganan el cara o cruz y eligen sacar del medio centro.
El árbitro da inicio al partido con el silbato, el equipo contrario tira a puerta directamente y…… gol. En el primer segundo del primer partido. Gol. Bueno, no pasa nada. Ha sido un descuido. Podemos remontar.
Empezamos a jugar y entonces recordé una lección que no debí olvidar: antes de hacer un equipo asegúrate de que la gente que juega contigo sepa jugar al fútbol. Para hacerse una idea del nivel que teníamos diré que cuando el portero sacaba dando un balonazo alguno se ponía las manos en la cabeza para que no le diera el balón.
La primera parte termino 5-0. El Presidente se acercó a nosotros en el descanso. –Venga, chicos, que por lo menos hay que meter el gol del honor-.
La segunda parte fue mejor que la primera. Sólo nos metieron cuatro goles más. Total: 9-0. Sin gol del honor. El Presidente nunca ha vuelto a ver un partido del equipo de fútbol.
Después de eso mejoramos (empeorar era difícil). Al año siguiente incluso terminamos en un meritorio tercer puesto. Y esta temporada hemos optado por cambiar de liga y jugar en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (sí, sí, donde juega la Selección española. Las estrellas del rock somos así). Ayer vino a vernos uno de los Consejeros para ver lo mucho que habíamos mejorado.
Perdimos 6-1. No hay manera. Pero al menos esta vez marcamos el gol del honor (¡da igual que se lo metieran en propia puerta!).
En una de esas tertulias improvisadas que se forman los lunes en la cafetería hubo una conversación que pudo ser así:
Roberto: ¿Viste el partido del domingo?
David: ¿El del Madrid?
Juan Luis: Vaya golazo.
Roberto: Deberíamos hacer un equipo de fútbol.
Y así empezó todo.
Convencimos a la Dirección de la empresa para que nos pagara 2.000 € para financiar el equipo y nos apuntamos a una liga de fútbol 7 entre empresas.
El primer partido se anunció a bombo y platillo en la intranet. Además se invitaba a todo el que quisiera a acudir al campo. Si te cruzabas con alguien por los pasillos te decían frases como “a ver qué hacéis”, “mucha suerte”, “estamos con vosotros”. Vamos, que aquello se estaba convirtiendo en el acontecimiento del año.
Cuando llegó el gran día todos los del equipo estábamos con una sonrisa de oreja a oreja, con la equipación Nike completamente nueva, las botas relucientes y para rematar la faena el Presidente de la empresa y dos Consejeros habían ido a vernos.
Saludo protocolario con el árbitro y el Capitán del otro equipo. Ellos ganan el cara o cruz y eligen sacar del medio centro.
El árbitro da inicio al partido con el silbato, el equipo contrario tira a puerta directamente y…… gol. En el primer segundo del primer partido. Gol. Bueno, no pasa nada. Ha sido un descuido. Podemos remontar.
Empezamos a jugar y entonces recordé una lección que no debí olvidar: antes de hacer un equipo asegúrate de que la gente que juega contigo sepa jugar al fútbol. Para hacerse una idea del nivel que teníamos diré que cuando el portero sacaba dando un balonazo alguno se ponía las manos en la cabeza para que no le diera el balón.
La primera parte termino 5-0. El Presidente se acercó a nosotros en el descanso. –Venga, chicos, que por lo menos hay que meter el gol del honor-.
La segunda parte fue mejor que la primera. Sólo nos metieron cuatro goles más. Total: 9-0. Sin gol del honor. El Presidente nunca ha vuelto a ver un partido del equipo de fútbol.
Después de eso mejoramos (empeorar era difícil). Al año siguiente incluso terminamos en un meritorio tercer puesto. Y esta temporada hemos optado por cambiar de liga y jugar en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (sí, sí, donde juega la Selección española. Las estrellas del rock somos así). Ayer vino a vernos uno de los Consejeros para ver lo mucho que habíamos mejorado.
Perdimos 6-1. No hay manera. Pero al menos esta vez marcamos el gol del honor (¡da igual que se lo metieran en propia puerta!).
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