El domingo, nada más llegar de Galicia, mi hermana me regaló el último libro de Harry Potter. No lo podía creer. Tenía en mis manos el final de la historia. ¡Han pasado tantos años desde que un amigo practicamente me obligó a leer el primer libro de la saga!. Llevo dos días acostándome a las tres y pico de la mañana porque no puedo dejar de decir "un poco más y lo dejo, que mañana hay que levantarse a las 7", y así una y otra vez hasta que los ojos se cierran por el cansancio.
Me quedan unas doscientas páginas para terminarlo. Ahora viene lo peor. Esa sensación de querer devorar las páginas que quedan, de volar sobre ellas, leerlas como hacía aquel robot de "cortocircuito" y al mismo tiempo el vacío, el miedo a terminar y saber que no, no habrá nada después.
martes, 24 de julio de 2007
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2 comentarios:
En efecto. Te queda lo mejor.
Yo ya sé lo que pasa al final, pero no me lo preguntes, no te lo diré.
Volveré.
Me encanta tener esta inquietud de mirar de reojo el reloj y desear que llegue pronto la hora de marcharme del trabajo, llegar a casa corriendo, coger el libro y ponerme a leer.
Gracias por no decir nada.
Vuelve pronto.
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