lunes, 14 de abril de 2008

Despedida de soltero


Hay cosas que un hombre no puede desvelar jamás. A saber, la prueba de la morcilla, la prueba del lápiz y lo que ocurre en una despedida de soltero. Bueno, sí se puede, pero sería demasiado largo y estoy cansado.

Tan solo me gustaría decir que fue un día completo. A las 12:00 horas el novio apareció en su casa, recién aterrizado de Brasil. Una duchita y a los karts. Con un par.

Debido al estado de mi hombro (todavía sigo convaleciente, aunque “progresa adecuadamente”) no pude participar de las actividades diurnas. Ni karts, ni Paintball (o mejor dicho "Painball") ni leches.

Por la noche, cena donde lo de menos era la comida. Los Brindis cada dos minutos y más que brindis, hidalgos.

Como no podía ser de otra manera acabamos la noche en un karaoke dándolo absolutamente todo. Aún hoy no tengo voz.

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