miércoles, 14 de mayo de 2008

Las listas y las tontas

Hoy he comprado una bandeja de rosquillas para llevar al trabajo. Mitad listas y mitad tontas.
Me he quedado de piedra cuando bastantes compañeros/as preguntaban qué era eso de rosquillas de San Isidro.
Lo primero, claro, ha sido preguntarles si habían vivido en Madrid o han aterrizado de Marte. Cuando he mirado a mi alrededor me he dado cuenta de que eran mayoría las personas que no sabían de qué hablaba.
Yo recuerdo de toda la vida que por San Isidro los escaparates de las pastelerías se llenan con rosquillas. Igual que pasa el 1 de noviembre con los buñuelos y los huesos de santo. Igual es que en mi casa siempre hemos sido bastante dados al dulce y a la repostería (soy fan incondicional del tocino de cielo, las yemas de santa teresa, piononos, bizcochos borrachos...)
En resumidas cuentas, si alguien no conoce las rosquillas listas (mucho mejores que las tontas, dónde van a parar) que vaya a la pastelería más cercana y se ponga las botas. Me lo agradecerá.

2 comentarios:

H dijo...

Trabajas con marcianos. ¡Con lo ricas que están las rosquillas, por dios! Creo que me voy a acercar a la ermita a comprarlas, si el catarro me deja salir de la cama.

¡bESUCOS, lindo!

H

Anónimo dijo...

Es que, efectivamente, en Madrid la mitad de los que aterrizamos por aquí somos marcianos, murcianos, segovianos, abulenses... Y encima nos hemos informado poco. En gastronomía llegamos hasta el cocido y el bocata de calamares. Madrileños de pata negra ya deben quedar pocos. Confieso que lo de las listas y las tontas me sonaba pero no recuerdo haberlas probado.

¿Las yemas de Ávila te gustan? Yo tengo la teoría -sustentadas en estadística a mi alrededor- de que no nos gustan a casi ningún abulense, por empalagosas. Las hacemos sólo para los que visitan la ciudad ;-)