lunes, 8 de junio de 2009

Tengo el Corazón Contento (I)

Es lunes por la mañana. Todavía ando muerto de sueño, cansado… y muy contento. El sábado se casaron en Getxo L*** y S**** (últimamente el blog parece una revista de actualidad social, jajaja).
Permitidme que haga la crónica del fin de semana en varias entregas. Aquí dejo la primera.



Viernes

Quiero empezar por el principio. El viernes los novios prepararon una cena preboda. Por delante vaya que me parece una idea sensacional. Da opción de que la gente se conozca, de romper el hielo y eso provoca que el baile de la boda sea todavía más divertido si cabe. La cena fue un cocktail en “El Chalet”, un restaurante en Getxo. Todo estaba delicioso. Para mi gusto lo mejor la merluza y el bacalao. Después, en el mismo restaurante se organizó una pista de baile y se copeó a lo grande, como si no hubiera un mañana, entre bromas acerca de la noticia de la muerte de David Carradine. Y que nadie se ofenda. No nos reíamos de la muerte en sí, sino de que la noticia era la siguiente:

“El general de la policía metropolitana de Bangkok, Worapong Siewpreecha, ha señalado que el actor fue encontrado desnudo con una cuerda atada al cuello, otra a los genitales y ambas al armario.”

Ante esa noticia todos brindamos por el Pequeño Saltamontes y porque desde ese día se ha convertido en uno de nuestros ídolos.

De lo más reseñable del baile en “El Chalet” fueron las actuaciones estelares de mi buen amigo F***. Dos ejemplos:

Ejemplo 1.- Nada más empezar el baile me dice: -¿Qué tal te ves?
- Pues hombre, de momento bien.
- ¿Qué te parece la rubia que tienes al lado?
- No está mal, la verdad.
Y sin mediar otra palabra F*** se lanzó a hablar con una de sus amigas. En menos de 5 segundos volvió y dijo. –Tiene novio.
- Fenómeno, pero la próxima vez, considerando que son amigas de la novia, antes de preguntarle nada a nadie consúltamelo primero.

Ejemplo 2.- A los pocos minutos del ejemplo 1 mientras F****, A**** y yo hablábamos acerca de la realidad sociopolítica del País Vasco no pude menos que hacer la siguiente observación:
- ¿Os habéis fijado en las medias que lleva esa?- eran unas medias negras que en la parte de atrás tenían unos dibujos de una forma que no recuerdo)
De nuevo, sin esperar otra señal, F*** se fue directo a por la susodicha. A**** y yo nos quedamos impresionados ante la rapidez de movimientos de F*** y entre el alboroto de la música y las conversaciones que se entremezclaban en el ambiente sólo pudimos escuchar la siguiente frase de la chica de las medias negras:
- ¡Que no!, que no tengo “amigo”. ¡Que tengo marido!

Después del éxito cosechado optamos por hacer mutis por el foro y dar una vuelta por “la zona”, que viene a ser una calle en la que están todos los bares de Getxo. Y cuando digo “todos” quiero decir los tres bares que hay. Existen rumores de que hay un cuarto llamado Mojo o Nojo o algo así, pero no acabó de confirmarse.

Para que nadie pudiera poner en duda nuestra hombría, conseguimos ser los últimos en abandonar “la zona” (vamos, que cerramos los bares). A esas horas de la noche y como no sabíamos que hacer, una amiga de F*** nos llevó al hotel. Recordando que en el hotel había bar dije a F**** y a la chica que nos había acercado: - esperad que voy a “gestionar” que nos pongan “la penúltima”-. En la recepción del hotel el único que había era un indio (de la india, se entiende) que tenía el típico acento de las películas y que parecía que me tenía miedo (lo que me hace pensar que yo debía llevar una pinta infame).
-Buenas noches- dije
-Buenas noches.
- ¿El bar está abierto? Queríamos tomarnos un algo, ya me entiende
(espero que el lector comprenda que esta conversación ocurrió a altas horas de la madrugada).
- El bar está cerrado. Lo siento mucho, señor.
- Sí, lo entiendo, pero hazme el favor, hombre. Una copita.
- Señor, el bar es una concesión del hotel a una empresa. Yo no puedo ponerle una copa.
- Seguro que puedes hacer la vista gorda, hombre.
- Lo siento señor.
- Hombre, no te hagas de rogar que solo es una copita.

Después de insistir durante dos minutos más, entendí que la mejor opción era dar por terminada la noche.

Sábado

Con energías renovadas (y con todo el día por delante, fuimos a Getxo a dar una vuelta. Sin venir a cuento (se nos ocurrió que lo ideal para hidratarse y recuperarse de la noche anterior era tomarse un Aquarius bien fresquito. Preguntamos en el primer bar. No tenían. En el segundo. No tenían. En el tercero, no tenían. La cosa se estaba convirtiendo en algo personal. Recorrimos Getxo entero. Si no preguntamos en 30 sitios no preguntamos en ninguno. Bares por la noche no tienen, pero bares de pintxos hay miles. Eso sí, en ninguno tenían Aquarius. Como la necesidad agudiza el ingenio se nos ocurrió preguntar en un Telepizza… y voilá. Misión conseguida.

Con la satisfacción del haber conseguido un Aquarius fuimos de Pintxos a un bar en el que estaba L***, el novio. Nos recomendó tomar una brocheta de rape envuelto en bacon y con langostino que me hizo llorar de lo bueno que estaba. Pasamos un rato muy agradable, interrumpido tan solo por alguien de la familia de L*** que cada cinco minutos le decía: ¡Pero L*** cómo estás aquí tan tranquilo!. Tienes que estar en tu casa y con nervios!. A la séptima vez que le dijo que tenía que estar nervioso estuve a punto de decirla: “Señora, no sé si ya ha conseguido poner nervioso al novio, pero a mí me tiene hasta los C%&#$”.

Por la tarde fuimos a tomar una coca cola a Sopelana en un chiringuito a la orilla del mar viendo a la gente haciendo surf.

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