lunes, 11 de febrero de 2008

Lunes por la mañana

La radio de mi coche lleva tiempo muriendo. En realidad lo que tiene es una infección en el lector de CD´s. Un día de invierno no pudo leer una canción. Al principio parecía que era el CD el que estaba estropeado. Al cabo de unas semanas la cosa empeoró. Cuando quiero escuchar música en el coche tengo que poner la radio y confieso que no me gusta nada. Para eso soy un poco raro. Si quiero música me gusta que sólo sea música, no que un locutor esté hablando o me pongan anuncios. Por eso hace un año decidí escuchar Vaughan Radio. Así mataba dos pájaros de un tiro. Me entretenía (trabajando en las Rozas paso una hora y media diaria, como mínimo, en el coche) y al mismo tiempo me servía para no perder el poco inglés que sé.
Y así estaba, feliz con mi radio. Hasta que esta mañana me he levantado con ganas irrefrenables de música. He cogido uno de los CD´s que estaban en el coche (debo tener unos 50 y ninguno tiene título) y lo he puesto.

Nada.
Silencio.

Sin dar opción la radio lo expulsó. He insistido.

Silencio.

Así durante 15 minutos. Empezaba a enfadarme y a convertirlo en una cuestión personal. Sí, ya sé que molestarse con una máquina es absurdo pero a las 08:30 am y con lo mal que me sienta madrugar los lunes….

Por esta vez gané yo. De pronto empezó a sonar la primera canción. Era Serrat (que nadie se meta con Serrat que es una de mis debilidades, sobre todo su primera época).

La canción que sonaba era “Vagabundear”. Se me ha pegado el soniquete y la estoy cantando durante todo el día.

Harto ya de estar harto, ya me cansé
de preguntarle al mundo por qué y por qué.
La Rosa de los Vientos me ha de ayudar
y desde ahora vais a verme vagabundear,
entre el cielo y el mar.
Vagabundear.


Como un cometa de caña y de papel,
me iré tras una nube, pa' serle fiel
a los montes, los ríos, el sol y el mar.
A ellos que me enseñaron el verbo amar.
Soy palomo torcaz,
dejadme en paz.


No me siento extranjero en ningún lugar,
donde haya lumbre y vino tengo mi hogar.
Y para no olvidarme de lo que fui
mi patria y mi guitarra las llevo en mí,
Una es fuerte y es fiel,
la otra un papel.


No llores porque no me voy a quedar,
me diste todo lo que tú sabes dar.
La sombra que en la tarde da una pared
y el vino que me ayuda a olvidar mi sed.
Que más puede ofrecer
una mujer...


Es hermoso partir sin decir adiós,
serena la mirada, firme la voz.
Si de veras me buscas, me encontrarás,
es muy largo el camino para mirar atrás.
Qué más da, qué más da,
aquí o allá...

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