miércoles, 29 de julio de 2009

Aperitivo

Otra boda. La última de este año. Al menos, que yo sepa. Siempre puede ocurrir que al árbitro le de por pitar un penalti injusto e inesperado en el último minuto.

Esta vez se trataba de un viejo amigo de facultad. Uno de los pocos con los que he seguido manteniendo un contacto habitual. Digamos para entendernos que él es R*** y ella es N***.

El viernes, como ya comenté en mi anterior post, fui rumbo a Ciudad Rodrigo. El viaje fue desagradable. Hubo atasco a la salida de Madrid y hasta abandonar la A-6 hubo continuos frenazos que obligaban a estar en alerta continua.

No sé si alguien se acordará de un anuncio de coche en el que el protagonista decía que conducía con un mono de copiloto que le apuntaba con una ballesta. Dejando claro que yo (al contrario del tipo del anuncio) no tomo ningún tipo de sustancias alucinógenas, la sensación que tenía durante el viaje era esa. Menos mal que gracias a canciones como “Save the last dance for me” podía relajarme de vez en cuando.

El viaje no había sido un buen presagio. Tampoco ayudaba que hacía mucho tiempo que no veía a la gente que estaba invitada a la boda. Tenía la sensación de que el fin de semana iba a ser desastroso. Hasta que llegué al hotel.

- Buenas tardes.
- Buenas tardes.
- Tenía una habitación reservada a nombre de *****.
- Necesitaré su DNI, caballero.
Mientras la recepcionista se entretenía en teclear mis datos en el ordenador me dediqué a echar un vistazo a los folletos que había en el mostrador. Cómo no, había un plano de Ciudad Rodrigo que no dudé en coger. Para alguien como yo, con un sentido de la orientación de cero en una escala del 1 al 10, tener un mapa es como tener el comodín del público.
- Caballero…- dijo la recepcionista ofreciéndome mi DNI y un folio, - aquí tiene su DNI y las indicaciones para la fiesta de esta noche.

Escuchar esas palabras y que mi mandíbula se cayera al suelo fue todo uno.
Cogí el folio con la mano temblorosa y lo primero en lo que se fijaron mis ojos fue: Aperitivo enlace R*** y N****.

Qué grande. Qué mítico. Qué profesional. No tengo adjetivos ni palabras para describir los pensamientos que cruzaron mi mente así que confío en el lector para que se haga una idea de mi reacción.

Con la perspectiva de una fiesta-aperitivo subí a la habitación del hotel. Cama grande, televisión grande y baño grande. ¿Qué más se puede pedir?.

Después de una ducha rápida y de enfundarme en mi mejor ropa de caza, intenté meter la dirección de la fiesta en el gps. Sí, en el folleto de la fiesta-aperitivo venía indicado cómo llegar desde la puerta del hotel, pero donde esté mi gps… jooder con el gps. Me metió por 15 kilómetros de camino de cabras. Y cuando digo camino de cabras. Al principio tenía una pinta bárbara. Un caminito perfectamente asfaltado atravesando el campo, con ganado a los lados y con casitas preciosas. De pronto, el asfalto cambió por una senda de grava y piedras (eso cuando no había zanjas en medio del sendero), las vacas ya no tenían ni pizca de gracia y no me faltaron ganas de lanzar el gps al río que crucé por un puente que temblaba con el peso del coche.

Ya en el pueblo, después de 10 minutos perdido, pregunté a un simpático aldeano cuya dentadura no es que estuviera en “rompan filas”, los piños directamente habían desertado. Tan amable era el aldeano que se subió al coche y me llevó casi hasta la puerta de la fiesta (el jardín de la casa de los padres de la novia). Menos mal que el paisano se bajó antes de llegar. Yo veía que se acoplaba como un campeón.

En la fiesta hubo reencuentro de gentuza tan gentuza como yo (lo cual siempre es agradable). Unos tenían más barriga, menos pelo y otros, como yo, con más canas que en la facultad. Algunos hasta han madurado, lo cual me estremece y acongoja a partes iguales. Un día de estos tengo que proponerme lo de madurar. Seguro que me viene bien.

El aperitivo fue estupendo. Había todo lo que se le puede pedir a un aperitivo. Por un lado, jamón (ay, jamón del alma mía, cuánto te quiero), queso y lomo. Por otro lado croquetas y tortilla (reconozco que probé un poco de todas las tortillas que había y una se acercaba bastante a la suprema calidad de mis tortillas). Además de infinidad de otras cosas para picar había un hornazo que nada más probarlo hizo que se me saltaran las lágrimas de lo bueno que estaba. El hornazo (yo no recuerdo haberlo probado antes. Me temo que soy un inculto culinario) es una especie de pan relleno de chorizo, panceta y cualquier cosa que vaya bien servida de grasa (ojo, no confundir con el pan preñao. La apariencia es más como una empanada).

Una vez saciada la bestia, uséase, calmado el apetitto, aparecieron en la puerta de la casa unos tunos. Bueno, tunos no, que cuando lo dije más de uno se me saltó a la yugular. Allí se llama “rondalla”.

A todo esto, he buscado “rondalla” en la RAE y la tercera acepción es “ronda de mozos”. Si tenemos en cuenta que el más joven de los mozos debía tener 50 años, llamarles rondalla debe ser el mayor halago que les puedan hacer.

Dejando de lado la metafísica de las palabras la rondalla tocó mucho y muy bien. No quiero comentar la cara de pardillo de R**** mientras soportaba estoicamente las primeras canciones de la rondalla. Resulta que cuando llegó la ronda se tuvo que enfundar en una capa. Después cantaron a la novia que estaba subida al balcón (sí, “bella moza, sal al balcón”) y cuando la novia bajó le puso la capa y todos contentos.

Luego la ronda siguió tocando y reconozco que me sabía la gran mayoría de las canciones. Como no pude reprimirme, canté a voz en grito. Lo que no termino de entender es por qué la gente de mi alrededor me miraba con ojos inyectados en sangre y con ganas de estrangularme. Qué gente tan rara. Además, sólo me vine arriba de verdad con “María la portuguesa”. Bueno, y con “Julio Romero de Torres”. Vaaale, y con alguna más.

En cuanto a la muchachada, lo más destacable fueron unas gemelas, perdón, mellizas, que eran bastante guapas y una prima del novio que era un compendio de virtudes (virtudes que incitan a pecar, como diría Don Juan, pero el Don Juan de Tirso que era más golfo que el de Zorrila, a pesar del nombre de su autor).

Al terminar la ronda pusieron en un proyector el típico montaje de fotografías de los novios. Después de eso y de haber entablado conversación con la parte femenina de las familias de los novios nos fuimos de vuelta al campamento base, a Ciudad Rodrigo para conocer los bares de la zona.

Del resto de esa noche, lo mejor fue la siguiente pseudo-conversación con una de las féminas.

- La verdad es que estoy sorprendido- dije.
- ¿Por?
- Hay mucha gente de marcha por aquí.
- ¿y qué tiene de raro?
- Pues que Ciudad Rodrigo no tiene pinta de ser un sitio muy grande, la verdad. No esperaba que hubiera tantos bares y con tanta gente que salga por la noche.
La chica se quedó callada unos instantes y luego dijo: - Tú eres de Madrid, ¿verdad?
- Mmm sí. ¿Se nota mucho?
- Mucho.

Después de aquello (que por alguna razón no le gustó) decidí hacer mutis por el foro y reservar mis fuerzas para el día siguiente. Más vale una retirada a tiempo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

* No sé cómo he llegado a tu blog (bueno sí, por las alertas de "Ciudad Rodrigo" en gmail.com

* Todas las bodas a las que he ido en Ciudad Rodrigo seguían la mismita estructura. Si no va la rondalla y no se canta "María La Portuguesa", no te casas.

* Sólo una corrección. No se llama Hogazo, sino hornazo.

Salud

Silverado dijo...

Anónimo, muchas gracias.
La verdad es que me encantó CIudad Rodrigo y en la boda lo pasé de escándalo.

Gracias también por lo de hornazo, ya lo he cambiado en el post (Confieso que busqué la receta en internet y no la encontré. Por hornazo ya he visto que hay varias páginas con recetas, jejeje. Me voy a poner las botas).

Silverado dijo...

Anónimo, muchas gracias.
La verdad es que me encantó CIudad Rodrigo y en la boda lo pasé de escándalo.

Gracias también por lo de hornazo, ya lo he cambiado en el post (Confieso que busqué la receta en internet y no la encontré. Por hornazo ya he visto que hay varias páginas con recetas, jejeje. Me voy a poner las botas).