Ya estoy otra vez aquí. ¿Qué tal las fiestas? Teniendo en cuenta que he tenido una gastroenteritis que ha durado del 29 de diciembre al 4 de enero… pues mal.
Todo lo que entraba en mi cuerpo salía. Por arriba y por abajo (sobre todo por abajo).
Mi fin de año se resume en una nueva amistad con el Sr. Roca.
Y eso que mi deseo del día 31 fue salud. Menos mal que me han convencido de que no es culpa de 2008 el haber empezado enfermo porque el virus lo tenía en 2007 y no cuenta. Seguiré dando un voto de confianza al nuevo año.
Por último… Papá Noel. (Sí, que le den a los Reyes Magos, que siempre llegan tarde). El regalo estrella ha sido un GPS. Por fin un regalo útil. Quien me conozca sabe que soy un desastre para orientarme. Llego a tal extremo que una vez que he llegado cerca de mi destino y encuentro aparcamiento tengo que arrancar la hoja del callejero para poder llegar. El resultado es que mi callejero, que antes tenía 200 hojas, ahora debe tener unas 100. Y claro. Ya nunca está la página que busco y siempre acabo perdiéndome.
Hace tiempo probé un GPS. Era uno bastante barato… El propio GPS debía saber que era de saldo porque el cabrón me engañaba. “En la rotonda salga por la cuarta salida”. Una salida, dos salidas… ¿si no hay tres salidas cómo va a haber una cuarta?. “En 100 metros salga por la derecha” ¿En 100 metros? ¿Si voy a 120 km/h cómo voy a tomar la salida en 100 metros? Menos mal que este GPS es de los buenos y es que se nota hasta en la voz. Nada más escuchar la voz de mujer sabes que nunca te va a mentir. Así que… gracias Papá Noel.
Todo lo que entraba en mi cuerpo salía. Por arriba y por abajo (sobre todo por abajo).
Mi fin de año se resume en una nueva amistad con el Sr. Roca.
Y eso que mi deseo del día 31 fue salud. Menos mal que me han convencido de que no es culpa de 2008 el haber empezado enfermo porque el virus lo tenía en 2007 y no cuenta. Seguiré dando un voto de confianza al nuevo año.
Por último… Papá Noel. (Sí, que le den a los Reyes Magos, que siempre llegan tarde). El regalo estrella ha sido un GPS. Por fin un regalo útil. Quien me conozca sabe que soy un desastre para orientarme. Llego a tal extremo que una vez que he llegado cerca de mi destino y encuentro aparcamiento tengo que arrancar la hoja del callejero para poder llegar. El resultado es que mi callejero, que antes tenía 200 hojas, ahora debe tener unas 100. Y claro. Ya nunca está la página que busco y siempre acabo perdiéndome.
Hace tiempo probé un GPS. Era uno bastante barato… El propio GPS debía saber que era de saldo porque el cabrón me engañaba. “En la rotonda salga por la cuarta salida”. Una salida, dos salidas… ¿si no hay tres salidas cómo va a haber una cuarta?. “En 100 metros salga por la derecha” ¿En 100 metros? ¿Si voy a 120 km/h cómo voy a tomar la salida en 100 metros? Menos mal que este GPS es de los buenos y es que se nota hasta en la voz. Nada más escuchar la voz de mujer sabes que nunca te va a mentir. Así que… gracias Papá Noel.
3 comentarios:
muy callado estás, últimamente...
Sip, tengo que ponerme las pilas.
A ver si hago propósito de enmienda y a partir de Mañana empiezo.
VAAAAAAAAGOOOOOOOOOOO!!!!! ACTUALIZA!!!!!!!!!!!!!!!
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