viernes, 7 de diciembre de 2007

La Voz Humana

Ese es el título de una pequeña obra teatral de Jean Cocteau. Simplemente es una conversación telefónica de una mujer con el hombre que hace poco la ha abandonado.

Desde la introducción que hace el autor antes de iniciar la obra se trasnnmite la fuerza de la desesperación que inunda el alma de la protagonista.
"El autor propone a la actriz que abandone la ironía, la amargura y la expresión directa del subtexto de mujer destrozada. Se trata, simplemente, de una mujer muy enamorada, con pocos recursos intelectuales, que lucha hasta el final para arrancar al hombre una confesión sincera y para que, al menos, se salve así la memoria limpia del amor anterior".


De toda la obra este es uno de los pasajes más estremecedores:


"Oyeme un momento, amor mío, sólo un momento… Nunca, nunca te he dicho una sola mentira… Sí, tú tampoco, tú tampoco, ya lo sé, te creo… No, no es ese el tema… es que... ahora te las estoy diciendo… Desde que estamos hablando… no hago más que mentir… Sí, sí, te estoy diciendo una mentira detrás de otra… yo sé… que ya no me queda ninguna esperanza… ninguna… y tengo horror a mentirte, aunque sea… aunque sea para tranquilizarte… sólo que… no te he dicho la verdad cuando me has preguntado lo que llevaba puesto ni… no es cierto que… haya comido, comido con Marta… no he comido… ni con Marta ni con nadie… Y me he echado un abrigo por encima del camisón tal como estaba sin vestir en absoluto, porque estaba tan desesperada esperando que me llamases y… me he vuelto loca mirando al teléfono".


Creo que todos mentimos alguna vez. Sin una razón concreta. Tal vez para construir otra vez la muralla que hemos dejado que alguien traspase.

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