lunes, 3 de diciembre de 2007

Diciembre

Particularmente odio el frío. Aguanto a duras penas hasta Navidad pero cuando llega enero cuento los días que faltan para que vuelva el buen tiempo.
A pesar de eso, este poema de Emily Brontë va dedicado a quien le guste el invierno.

How Still, How Happy!.- Emily Bronte

How still, how happy! Those are words
That once would scarce agree together;
I loved the plashing of the surge -
The changing heaven the breezy weather,

More than smooth seas and cloudless skies
And solemn, soothing, softened airs
That in the forest woke no sighs
And from the green spray shook no tears.

How still, how happy! now I feel
Where silence dwells is sweeter far
Than laughing mirth's most joyous swell
However pure its raptures are.

Come, sit down on this sunny stone:
'Tis wintry light o'er flowerless moors -
But sit - for we are all alone
And clear expand heaven's breathless shores.

I could think in the withered grass
Spring's budding wreaths we might discern;
The violet's eye might shyly flash
And young leaves shoot among the fern.

It is but thought - full many a night
The snow shall clothe those hills afar
And storms shall add a drearier blight
And winds shall wage a wilder war,

Before the lark may herald in
Fresh foliage twined with blossoms fair
And summer days again begin
Their glory - haloed crown to wear.

Yet my heart loves December's smile
As much as July's golden beam;
Then let us sit and watch the while
The blue ice curdling on the stream -
******************
******************
¡Qué tranquilas, qué felices! Son palabras
que una vez difícilmente podrían estar juntas;
Adoro el salpicar del oleaje-
el cambiante cielo la brisa agradable,

más que los mares en calma y los cielos sin nubes
y los serios, calmados, suaves vientos
que en el bosque no levantan ni un susurro
y no provocan lágrimas en las verdes ramitas.

¡Qué tranquilas, qué felices! Ahora creo
que donde habita el silencio es mucho más dulce
que la carcajada más excitada del oleaje
aunque puro sea su gozo.

Ven, siéntate en esta soleada piedra:
Es invernal la luz sobre el páramo sin flores-
pero siéntate – que estamos solos
y claras se expanden sin aliento las orillas del cielo.

Podría pensar en la hierba marchita
podríamos apreciar los brotes de la primavera;
el ojo de las violetas podrían brillar tímidamente
y tiernas hojas podrían nacer entre los helechos.

Es sólo un pensamiento: durante muchas noches
la nieve vestirá aquellas colinas lejanas
y las tormentas añadirán un ambiente deprimente
y los vientos librarán guerras salvajes,

antes de que la alondra pueda anunciar
que nuevo follaje se enreda en luminosas flores
y que los días de verano vuelven a iniciar
su gloria - coronas revestidas de un halo glorioso.

Y a pesar de todo mi corazón adora la gracia de Diciembre
tanto como la dorada luminosidad de Julio.
Así que sentémonos y observemos el instante
en que la helada luz se va congelando en el arroyo.

No hay comentarios: